La historia de América Latina está entrelaza con la de Italia. Desde la primera mitad siglo XIX millones de italianos, con su bagaje de esperanzas, coraje e ingenio, emprendieron la ruta marítima para dar a sus familias una nueva vida al otro lado del océano. Hoy, doscientos años después del inicio de aquella épica heroica, que retomaba rutas ya surcadas con no menos audacia por nuestros exploradores, marineros y comerciantes, es difícil concebir América Latina sin Italia.
Desde los inicios de la presencia europea en el Nuevo Mundo, los italianos han contribuido, con sus iniciativas, su cultura y sus valores, al sólido progreso del continente latinoamericano, siempre compartido con las comunidades en las que se han integrado. Sobre la base de este extraordinario legado, hoy en día -gracias también a una de las redes diplomáticas y consulares más extensas- Italia sigue promoviendo alianzas de crecimiento común, estableciendo, también en América Latina y el Caribe, nuevos lazos de colaboración con una región hacia la que el Gobierno presta cada vez más atención.
Los días 6 y 7 de octubre se celebra en Roma la XII Conferencia Italia-América Latina y el Caribe, un fundamental encuentro bienal al que he invitado a los ministros de Asuntos Exteriores de todos los países latinoamericanos y caribeños. Este año, la cumbre se titula, significativamente, “Italia-América Latina y el Caribe, una asociación en crecimiento”, y se fija el doble objetivo de reafirmar la solidez de nuestros lazos, reactivados con gran compromiso en los últimos años, y de mirar juntos hacia el futuro, identificando prioridades y ámbitos de trabajo para el desarrollo de nuestros pueblos.
Los fundamentos de nuestras relaciones son extremadamente sólidos.
Con un intercambio comercial con Italia de más de 33.000 millones de euros en 2024, América Latina acoge a más de 3000 empresas italianas, que dan empleo a más de 20.000 personas, presentes en los más diversos sectores de la economía: energía, comercio mayorista, transporte, agroalimentación, infraestructuras. La facturación total de nuestro sistema productivo deslocalizado en América Latina supera los 70.000 millones de euros.
Las relaciones con los países del Caribe también han crecido mucho en los últimos anos, gracias a unas prioridades comunes, entre las que destaca a la cuestión medioambiental, y climática, que representa un desafío existencial para tora la región, teniendo en cuenta los riesgos del aumento del nivel de los océanos y los fenómenos meteorológicos extremos.
Nuestra red diplomático-consular en esta vasta región está compuesta por 33 embajadas y oficinas consulares, a las que se suma la presencia histórica de empresas nacionales emblemáticas como ENEL, ENI, Leonardo Fincantieri y muchas otras. Este sistema, que opera en países con un importante componente de descendientes de italianos, ha demostrado ser un formidable motor para la diplomacia del crecimiento, tema central de nuestra acción diplomática y de esta edición de la Conferencia. Desde México hasta Argentina, hay mas de 2,5 millones de italianos inscritos en el AIRE y unos 40 millones de oriundos.
Gracias a la acción del Gobierno, Italia ha fortalecido las relaciones con América Latina y el Caribe, como ha ocurrido, por ejemplo, con la reactivación del dialogo político con Perù y con varios países del Caribe, y con el desarrollo de nuevas alianzas de crecimiento con los gigantes regionales Brasil, México y Argentina, donde he viajado durante el último año para promover, también gracias a una serie de foros empresariales, las mejores oportunidades de colaboración para Italia y sus empresas. Con este espíritu, hemos querido incluir a América Latina y el Caribe en el nuevo plan para promover las exportaciones italianas en países no pertenecientes a la Unión Europea que cuentan con alto potencial.
La sostenibilidad, el dinamismo del sector privado y un marco regulatorio moderno y transparente son los ingredientes básicos de las economías dinámicas que persiguen un crecimiento duradero y beneficioso para sus poblaciones. Sin embargo, se van amenazadas por la delincuencia, la inseguridad y la corrupción. Por este motivo, apoyamos la lucha contra estas amenazas con múltiples actividades que se desarrollan a nivel bilateral y multilateral, también en el ámbito de la Unión Europea. Entre ellas, la iniciativa italiana Falcone-Borsellino e importantes programas regionales de la Unión Europea como EL PACCTO 2.0, COPOLAD 3 y EUROFRONT. El Instituto Italo-Latinoamericano (IILA), responsable de la ejecución de varios programas europeos, representa un orgullo y una herramienta valiosa de nuestra colaboración. A través de esta iniciativas, hemos formado a mas de tres mil magistrados y funcionarios latinoamericanos en la lucha contra las mafias, apoyando a las autoridades judiciales y promoviendo sistemas penitenciarios más seguros y respetuosos con los derechos humanos.
Adicionalmente, existe sobre todo una dimensión de nuestras relaciones que no debe subestimarse y que es cada vez más importante en la actual coyuntura internacional. Se trata de la pertenencia común a un sistema de valores que, desde la antigüedad grecorromana y el cristianismo, nos sigue acompañando y que en el pasado llevó a definir a los países de América Latina y el Caribe como “el Extremo Occidente”. Una base sólida para defender juntos lo que más apreciamos: la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales, la justicia, el Estado de derecho y el multilateralismo.
Estoy seguro de que la XII Conferencia Italia-América Latina y el Caribe, que se celebra pocas semanas antes de la Cumbre UE-CELAC de noviembre en Colombia, constituirá una importante ocasión para afirmar la voz unida de una comunidad cohesionada y decidida a defender los valores de la paz, el desarrollo y la democracia.
Antonio Tajani, Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación Internacional de Italia